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¿Cómo conseguir una alta concentración en tu práctica de meditación?

buda meditacion

Cuando practicamos meditación o mindfulness centrando la atención sobre un objeto, nos suceden muchas más cosas que la sola atención  sobre ese objeto, sea este la respiración o cualquier otro en el que hayamos decidido concentrarnos. ¿Por qué? ¿Por qué un acto tan simple como atender a la respiración, que es instintivo y no requiere de nadie para ser llevado a cabo, nos puede llegar a resultar tan dificultoso y despertarnos tantas resistencias? En un anterior artículo te explicaba las claves para iniciarte en el mindfulness, con una gran variedad de prácticas en función del objeto sobre el que quieras concentrarte (puedes leerlo aquí). En este artículo aprenderás las sutilidades de la meditación para que seas capaz de practicar de forma segura y correcta, evitando caer los errores que principiantes y no tan principiantes cometen: convertir su meditación en una práctica para la represión de su emociones.  

 

Empiezo respondiéndote de forma directa y esencial a la pregunta que te planteaba: ¿Por qué un acto tan simple como atender a la respiración se vuelve un acto tan difícil de realizar? La respuesta de base es que toda esa dificultad y resistencia a concentrarte en la respiración te sucede debido a que cuando la observas ahí sientes estar tú mismo haciéndolo.

 

Efectivamente, cuando vamos a realizar una práctica de meditación, somos nosotros, el «yo», el que decide hacerla. Y lo hace probablemente basándose en la idea que la meditación es algo bueno y beneficioso para nuestra vida. Pero el problema mientras la práctica dura es también ese mismo yo que con tan buena intención se ha sentado a meditar.

 

Por ejemplo, supongamos que típicamente decidimos sentarnos a concentrarnos en la observación de la respiración, apreciando su recorrido y las sensaciones que esta produce en nuestro cuerpo. Empezamos enfocando en ello, pero es seguro que no tardaremos mucho en descubrirnos atendiendo a otra cosa, distrayéndonos con alguna de nuestras fantasías, pensamientos o preocupaciones, y abandonando así la tarea preestablecida. Descubrimos así la dificultad de realizar una tarea que, a priori, se antojaba tan sencilla. Y ante todo eso que nos sucede, durante la sesión podemos llegar a decirnos muchas cosas distintas en relación a nosotros mismos y a la práctica que estamos llevando a cabo.

 

¿Qué te dices durante tu práctica?

¿Qué es lo que dice durante la meditación ese que siente estar meditando y que sientes ser tú mismo? Puedes llegar a decir y pensar cosas distintas, incluso opuestas, durante una misma sesión de meditación.

 

Es muy habitual que si perdemos el hilo de la respiración, nos digamos por ejemplo «¡vaya, ahora estaba desatento!», para después de ello regresar de nuevo a su observación. Sin embargo, si en los últimos minutos esta desatención viene sucediendo con frecuencia, puede suceder que añadamos comentarios desaprobatorios acerca de nosotros mismos; podría ser algo como «qué mal estoy meditando hoy…». Y cualquier pensamiento, en mayor o menor grado, lleva también aparejada una cierta carga emocional.

 

Nuestro yo puede tomar muchas formas distintas en distintos momentos de nuestra sesión. Puede suceder por ejemplo que ante ese pensamiento de que en la sesión de hoy no estoy meditando bien, le siga un pensamiento mucho más castigador y sentencioso acerca de nosotros mismos, que nos diga algo así como «soy un caso perdido, no soy capaz de concentrarme». Pero por otro lado también pudieran aparecer pensamientos motivadores tales como «¡venga! no debo desistir, este es el trabajo y debo continuar haciéndolo porque la práctica de la meditación será buena para mí». Los ejemplos podrían seguir, y todos ellos serían la actividad de nuestro yo. También, como actividad del yo, puede suceder empezar a dudar de la propia práctica: «¿qué diantres hago aquí perdiendo el tiempo con esto cuando podría estar aprovechándolo con algo más útil?» O bien: «a mi esta forma de meditar no me sirve; creo que yo soy más de yoga».

 

Nos sentamos pues a meditar observando la respiración con el propósito de hacer únicamente eso, pero la realidad es que el yo que somos nosotros mismos se encuentra en medio de la tarea y genera todo tipo de pensamientos y emociones.

 

Enfocar también sobre el sujeto o yo

Te propongo que en lugar de ser muy purista y pretender deshacerte del yo, le des un pequeño espacio para que este pueda existir de forma que si bien durante tu sesión observes la respiración, también puedas atender cómo está ese yo haciéndolo. Así pues, con un ojo observas tu respiración, pero con el otro, te observas a ti mismo, al yo que siente estar haciéndolo.

 

ramana maharsi meditacion autoindagación
Sri Ramana Maharsi y la «autoindagación del yo», una práctica complementaria a la concentración sobre un objeto.

De esta manera podrás descubrir cuando sucedan todos estos comentarios que anteriormente te mencionaba, y también sus emociones aparejadas. Si en lugar de reprimir al yo cuando aparece, le permites existir por unos instantes, atestiguándole igual que atestiguas tu aire entrar y salir, verás como esos pensamientos y emociones se desvanecen en ese mismo instante. Por supuesto, luego pueden volver a aparecer. Pero si realmente no conviertes todos esos pensamientos y emociones en un problema, en algo que no debería estar sucediendo en tu práctica – porque lo importante es el foco en la respiración, te decías – entonces, ¿qué importa? podrás volver a atestiguarlos tantas veces como aparezcan y ver cómo se desvanecen. Así pues, lo importante no es tanto estar atentos obsesivamente a la respiración, sino también estar atentos a todo lo que nos sucede internamente al intentar realizar la tarea de observar la respiración.

 

 

 

Es de esta forma como puedes llegar a obtener el primer gran descubrimiento: que en lugar de hablar de un yo, resulta más conveniente hablar de una multiplicidad de yoes. Uno castigador, otro motivado; uno perezoso, frustrado, otro exigente y crítico,… cada uno de ellos con la charla y emociones que le caracteriza.

 

Esta experiencia te irá llevando a la comprensión directa de las verdades fundamentales en la enseñanza del budismo. La primera de ellas es anicca: la ley de la impermanencia. Verás que nada ni nadie dura demasiado en el tiempo: ninguna percepción sensorial, pero tampoco la percepción de tu propio yo altamente motivado y convencido de poder observar la respiración suele durar… ni por supuesto aquellos yoes críticos con su desatención o con la práctica misma. Practicando de esta forma es posible que llegues a experimentar lo que en el budismo se conoce como anatman, cuyo significado es ausencia de alma. «Alma» aquí tiene el sentido de «yo» y, concretamente, se refiere a la ausencia de un centro desde el cual se emprende la acción (en este caso, la acción de observar tu respiración).

 

Concentración total: ausencia total de yo

Así que cuando atiendes a tu respiración, debes tener presente que en tu campo de consciencia hay en verdad muchas otras cosas, y entre ellas se encuentra muy especialmente tu yo con su propio sentido de estar realizando la tarea de concentración. Como te decía, es particularmente importante que no te obsesiones en eliminar eso que no es la respiración, y menos todavía con eliminar a tu yo con todo lo que está pensando o sintiendo con respecto a la práctica. Paradójicamente, querer eliminarlo es perpetuar su existencia como algo reprimido, mientras que darle un pequeño espacio para que exista y atestiguarlo sin aprehenderlo, lo disuelve.

 

buda meditación
Representación del Buda Gautama, bajo el árbol bodhi, meditando en perfecto samadhi antes de alcanzar la autorealización del nirvana.

Practicando en la forma como te he explicado, observando puntualmente al sujeto de percepción, puedes pues provocar su desvanecimiento y, de esta manera, tener la experiencia puntual de estar atendiendo al objeto de percepción – la respiración – sin que percibas al yo haciéndolo (porque en realidad la sensación de que éste lo hace es una ilusión). Te quedas así solo con la respiración, y no hay nada ni nadie más en el espacio de tu consciencia. Sólo hay respiración, y es muy importante señalar que no puede haber esfuerzo en esa experiencia, porque el esfuerzo es siempre producto de la actividad del yo. La clave fundamental es comprender que menos es más.

 

Esta experiencia es conocida por el nombre de «samadhi» y significa precisamente «absorción o concentración completa» (1) sobre el objeto en el que nos concentramos. Esa concentración nunca podrá ser total ni completa en la medida en que haya alguien que sienta estar haciéndolo, porque si hay alguien, entonces no hay solamente la respiración. Pero la paradoja es que si intentáramos eliminar al yo, sería ese yo mismo quien estaría intencionalmente intentándolo, y por tanto no sería más que una perpetuación de su propia existencia y, por consiguiente, la imposibilidad de alcanzar ese estado de alta concentración donde solo la respiración quede en el espacio de la consciencia.

 

Meditación, psicoterapia y autoconocimiento

Así que como conclusión y para finalizar este artículo, según mi propia experiencia, la meditación enfocada sobre un objeto (popularmente conocida como mindfulness) da mucho mejores resultados si se la combina con la atención sobre el sujeto mismo que siente estar enfocándose, tal como te he explicado.

 

la silla vacía gestalt
Técnica psicoterapéutica de «la silla vacía»: el paciente representa sus «subpersonalidades» en las distintas sillas.

Si nuestro propósito en nuestra práctica meditativa está más allá de reducir el estrés y calmar la mente, y lo que pretendemos es también conocernos mejor a nosotros mismos, entonces enfocar sobre el yo abre también un vasto campo para la introspección. Aprenderemos así a ver cómo es nuestro yo, nuestra personalidad, y sus múltiples «subpersonalidades»; aprenderemos a descubrir y poner consciencia en la lucha interna que somos nosotros mismos y que con frecuencia no percibimos más allá de las consecuencias y síntomas externos que esta nos provoca.

 

Meditar es entonces también poner consciencia en esa lucha interna. Y la psicoterapia con un enfoque humanista e introspectivo – también transpersonal –  debe ser también en gran medida consciencia de esa lucha. Desde este lugar te ofrezco un espacio para el autoconocimiento y para tu propia transformación. Haz clic aquí para conocer mejor cuáles son las bases de este trabajo.

 

 

Referencias

(1) Entrada «samadhi» en Wikipedia. Consultado 27-3-2020.

TRAINOR, Kevin: Budismo. Principios, práctica, rituales y escrituras sagradas. Editorial Blume. 2006.

CAPRILES, Elías: Budismo y Dzogchen. Ediciones La Llave. 2000.

SESHA: Meditación, teoría y práctica. Publicado por: Asociación Filosófica Vedanta Advaita Sesha.

MAHARSI, Ramana: Sea lo que usted es. Ed. Sanz y Torres. 2007.

Imagen Ramana Maharsi.  https://archive.ashrama.org/

Imagen Buda: https://thebuddhistcentre.com/sheffield/buddhism-and-ecology/new-name-group-karaniya-metta-kula

Imagen técnica «la silla vacía»: https://lamenteesmaravillosa.com/la-tecnica-de-la-silla-vacia/

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

2 comentarios en “¿Cómo conseguir una alta concentración en tu práctica de meditación?

    1. Hola María.

      La verdad es que no conozco el focusing más que de haber escuchado que existe una técnica que responde a ese nombre…

      Disculpa pues, pero no te se decir hasta qué punto la meditación, y particularmente este enfoque que propongo de la meditación en mi artículo, puede tener relación con el focusing.

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